Queridos amigos: Les escribo porque mi corazón me impulsa a hacerlo y también porque muchos de ustedes lo desean. No en balde hemos estado en una unión cordial durante tantos años para no sentir un vivo interés por los demás. Esto debería ser un fruto más abundante de la membresía de la iglesia de lo que usualmente es. La idea de una hermandad real debería ser comprendida más tiernamente y más prácticamente. Cada uno de nosotros debería esforzarse
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